Lo encontraron al otro lado del lago y le preguntaron: —Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Jesús les contestó: —Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas. No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre. (Juan 6:25-27)

A veces pareciera como que Dios y nosotros tenemos distintas prioridades.

En esta historia, Jesús le acababa de dar de comer a miles de personas. Después de esto, notó que la multitud empezó a seguirlo mas de cerca y a querer estar con él, sin embargo, por razones muy distintas a las que Jesús hubiese querido.

Todos ellos lo seguían porque les había dado de comer y seguramente querían mas comida. Algunos tal vez eran pobres y asumieron que si seguían a Jesús iban a tener eso que tanto les costaba conseguir. Otros simplemente les gustó la idea de los almuerzos gratis.

Independientemente de la razón, Jesús se da cuenta que sus prioridades eran otras. La gente seguía a Jesús para satisfacer sus necesidades físicas, cuando en realidad, las necesidades mas grandes que Jesús desea cubrir son espirituales.

Jesús les dice, «yo vine a este mundo para darles vida eterna y rescatarlos de una muerte segura, ¿y todo lo que les interesa a ustedes es que los invite a almorzar?» Me imagino el tono de Jesús, como aquel que ve a un niño despreciar un diamante para jugar con un gusano… Definitivamente tenemos prioridades distintas.

¿Y qué de ti? ¿Crees que tus prioridades están alineadas a las prioridades de Jesús? ¿Qué dicen tus oraciones con respecto a esas prioridades?

  

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