Ya sea en consultorías, investigaciones de mercado, o retroalimentación entre compañeros de trabajo, amigos o familiares, he observado que hay un punto de inflexión (generalmente), cuando las personas dejan de ser receptivas, y se transforman en defensivas. Ese punto sensible se llama verdad incómoda.

Todos hemos experimentado los efectos cuando se exponen falencias y debilidades que no queríamos que se supieran, que ignorábamos por falta de información, o que decidíamos ignorar a pesar de la información.

Descubrir la verdad a veces puede ser doloroso, pero como dijo Jesús, nos hará libres. La decisión de aceptar una mentira acerca de mi negocio, carácter o hábitos sólo para evitar el dolor de la verdad no es sostenible. Tarde o temprano nos pasará factura, y con creces.

Una mentira te puede evitar dolor, pero te llevará a donde no quieres llegar. Una verdad te puede hacer pasar por un dolor temporal que no quieres experimentar, pero eventualmente te llevará a donde debes llegar.

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