A veces no podemos controlar que se formen los estereotipos en nuestras cabezas. Esto es porque los estereotipos son fruto de patrones relativamente constantes y esperados de cierto grupo de personas, situaciones o organizaciones. Hay un dicho que dice «créate fama y échate a dormir«. Habla precisamente de esto.

Sin embargo, sí debemos ser muy cuidadosos de no convertir esos estereotipos en prejuicios. A mi parecer, no hay mejor forma de matar un criterio sano y fundamentado que un prejuicio.

Lo malo de los prejuicios es que son sutiles y los aceptamos como verdades absolutas, aún cuando no tienen ningún fundamento. Cuando mucha gente los acepta, y mucha gente actúa sobre ellos, entonces corremos el riesgo de formar una cultura de prejuicios. Una cultura superficial que no quiere tomarse la molestia de ir mas profundo en cuanto a relaciones y veredictos.

Es necesario filtrar los prejuicios y escoger la vía del análisis y formación de criterio personal. No debemos dejar que otros piensen por nosotros y nos eduquen con prejuicios en vez de criterios. Como dijo Martin Luther King Jr., sólo así vamos a juzgar a las personas no por su apariencia externa, sino por el contenido de su carácter, que es lo que en realidad cuenta.

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