“Pero un gran clamor surgió de la multitud, y a una voz la gente gritó: «¡Mátalo [a Jesús] y suéltanos a Barrabás!». (Barrabás estaba en prisión por haber participado en un levantamiento contra el gobierno en Jerusalén, y por asesinato).”
‭‭Lucas‬ ‭23:18-19‬ ‭NTV‬‬

Siempre me dio duda el por qué la multitud se volteó en contra de Jesús tan fácilmente. Seguramente muchos de ellos lo habían visto, lo habían seguido y habían convivido con él. ¿Pero por qué todos terminaron gritando en «gran clamor» que mataran a Jesús y les soltaran a un asesino?

La respuesta, creo, está en el versículo 19. Barrabás era un asesino, pero había asesinado en medio de una revuelta que pretendía liberar a Jerusalén de la opresión romana. Obviamente esta era una prioridad para la multitud, y muchos de ellos confiaban que Jesús iba a tomar ese papel de líder revolucionario y los liberaría, política y tangiblemente, del yugo romano.

Obviamente, cuando vieron que Jesús había sido capturado por los romanos y que no estaba poniendo ninguna resistencia o no había emitido un llamado a la revuelta, muchos de ellos perdieron la esperanza en lo que esperaban de Jesús, y en ese momento decidieron que una solución mas tangible era Barrabás, quien ya había demostrado que tenía las agallas para liderar una revuelta, aunque fallida, en contra de los romanos. Ante esa lógica, a la multitud no le costó intercambiar a Jesús por el homicida Barrabás.

Es increíble, pero tenemos tanto en común con aquella multitud. ¿Cuántas veces hemos intercambiado a Jesús por buscar soluciones mas tangibles para nuestros problemas o necesidades? Aún sabiendo que Jesús es la única fuente de vida, verdad y perdón, decidimos buscar estas cosas y más en otros lugares, cosas o personas.

Lo interesante de todo esto es que aunque la multitud pedía liberación política, pocos de ellos estaban conscientes que ese era el menor de sus problemas. Lo que necesitaban en realidad era una liberación de sus pecados y de la muerte eterna. Por ende la solución adecuada era Jesús, no Barrabás.

Muchas veces pedimos soluciones mas tangibles porque nos enfocamos sólo en aquellos problemas que podemos ver. Tu solución, la que en realidad necesitas, puede no ser visible, pero si esperas en Dios, será la correcta.

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