Después Saúl le dio a David su propia armadura: un casco de bronce y una cota de malla. David se los puso, se ciñó la espada y probó dar unos pasos porque nunca antes se había vestido con algo semejante. —No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—. No estoy acostumbrado a usarlo. Así que David se lo quitó. Tomó cinco piedras lisas de un arroyo y las metió en su bolsa de pastor. Luego, armado únicamente con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar el valle para luchar contra el filisteo. 1a. Samuel 17:38-40 (NTV)

La famosa historia de David y Goliat: El pastorcito de Belén que enfrenta a un gigante, que aparte de ser muy alto, era un experimentado soldado y hombre de guerra. Esa fue una pelea del pequeño vs. el grande, el débil vs. el fuerte, la honda vs. la espada. Todo el que presenció esta escena previa a la pelea sabía quién iba a ganar, incluyendo el rey Saúl. Y claro, no era David.

Por esa razón, Saúl siente como que debe ayudar al joven pastorcito con todo lo que pueda. Así que decide que lo mejor era prestarle su armadura (ya saben, para que por lo menos lo protegiera un poco de la paliza que iba a recibir cortesía de Goliat). David se la prueba, pero obviamente ni se sentía cómodo en ella, sino que aún mas importante, no se sentía ágil con ella. Así que termina declinando la oferta.

La Biblia dice que David, en vez de pretender ser el soldado que no era, salió a pelear como el pastor de ovejas que era, armado con la misma honda con la que defendía a sus rebaños.

El final de la historia ya lo conocemos: David mata a Goliat con una piedra, un sólo tiro de su honda, directo a la frente.

Uno lee la historia, y puede pensar: “David sí que estaba seguro de sí mismo”. Parece como que su secreto fue que no pretendió ser alguien que no era, sino ser él mismo.

En realidad no. Toda la fuerza, confianza y valor de David, no venían de él mismo, sino de Dios. Él sabía que si tenía a Dios de su lado, daba lo mismo pelear con espadas o con piedras, con armadura o túnica de pastor. Despues de todo, pretender ser alguien mas es una armadura muy pesada para cargar.

Moraleja: No tienes que pretender ser vencedor cuando Dios ya te hizo mas que vencedor.

Vencedores.png

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *